Una tarde sin cuentos
José Tomás, con quietud y buen toreo, abre la Puerta Grande de La Merced en el mano a mano con Morante de la Puebla, que consigue un trofeo y deja destellos de su bella tauromaquia.
GANADERÍA: Toros por orden de lidia, pertenecientes a Victoriano del Río (noble y bravo), Nuñez del Cuvillo (temperamental y brusco), Jandilla (muy bravo y noble), Juan Pedro Domecq (bravo), El Pilar (áspero y sin entrega) y Zalduendo (duro y sin entrega). Se aplaudieron los arrastres de primero, tercero y cuarto.
TOREROS: José Tomás, Oreja. Dos orejas. Saludos desde el tercio; Morante de La Puebla, leves pitos, oreja con petición de la segunda. Silencio y palmas de despedidaI
INCIDENCIAS, Lleno de no hay billetes, en tarde de mucho calor. Saludaron en banderillas, Rafael Cuesta, Lili, Rafael Sobrino y Sánchez Araujo. En cuanto a puyazos caben destacar los de Francisco de Borja Ruiz con el de Jandilla y Cristóbal Cruz que estuvo espectacular con el sexto de la tarde.
SI usted estuvo ayer en La Merced, dígalo usted en voz alta porque seguramente le envidiaron muchos de los que escuchen que José Tomás , el mito y el torero, juntaron tantas cosas que el tiempo dimensionará la exultante tarde de toreo que ayer vivió el coso onubense.
No fue solo José e Tomas el que deja para el recuerdo la tarde de éste tres de agosto.
Allí estaba Morante. al uso de esas tardes de Rafael El Gallo de volver cañas las lanzas y volver loca a toda una plaza que le coreó los olés mas grandiosos de una tarde espectacular, cuando el de La Puebla movió el capote queriendo mecerlo dos metros mas allá y el juampedro respondió en toda su dimensión de toro noble.
Por encima de todo, ayer el espectáculo se dimensiona aun mas por la presencia de seis toros, toros. seis dijes bien hechos que dejaron muchas cosas buenas sobre el ruedo.
Toros de quitarse el sombrero como ese toro de Jandilla que hizo tercero o el cuarto de Juan Pedro con el que Morante bordó el toreo.
Y es que toda la parafernalia que se le atribuye a José Tomas con los borreguillos de otras tardes, hay que mandarla al cuerno. Al menos por esta vez, porque es mas que seguro, que por esta vez tengamos que recordar que una tarde tan intensa como esta será difícil repetirla.
Esta vez sí. Esta vez la verdad del José Tomás que revoluciono todo esto con tal magnitud que la Fiesta sigue alimentándose de ello.
Tarde de toros y de toreros. No me pidan que me acuerde al dedillo de como se mecía de allí para acá el capote de Morante queriendo tapar la desgana con la que no se entendió con el brusco toro de Cuvillo, al que le pudo más el temperamento que el temple. Emocionante sin duda en banderillas. Dura su pelea en la muleta. Después del silencio, los pitos para el torero.
Y José Tomas con tres orejas ya después de hacerse con toda la parsimonia y la verdad de su toreo con la embestida encastada y brava -brava de verdad- de ese Jandilla. Monumento de toro que mostró al mejor Tomás de mucho tiempo. Ese Tomás que le había enseñado el camino del temple al de Victoriano del Río. Otro buen toro, hondo y con poder de toro. Con importancia.
Que grande la tarde, desde ese Morante esperado en el segundo y capotero de mil perfumes cuando quiere y el dice que puede y va , alegre torero y le para el tiempo al toro, al publico, al tiempo mismo y le alarga con la muleta en la diestra ese ramito de muletazos que recuerdan al mejor torero que lleva dentro.
En torero grande. En lo que exige y en lo que es, José Tomás. Dejando crudos para la lidia sus tres toros. En dos le valió el acierto porque desde la rotundidad y el dominio que su tauromaquia imprime fue capaz de hacerse y de inventar dos faenas que enmarcan desde la honestidad y la verdad al gran profesional que lleva dentro. Excelso con el de Victoriano al que llevó cosido en la muleta por ambos pitones. Rotundo y bravo, frente a la bravura del Jandilla y exponiendo con un avispado bicho del Pilar.
Tarde de toreros en todos los sentidos. Capoteros, banderilleros, picadores y hasta monosabios coleando para defender monturas.
Que tarde más intensa de toros que a punto estuvo de culminar rotunda si Morante tira un poco más adelante con su faena al sexto y lo cuaja al completo. Más era toro complicado este Zalduendo y Morante no se da coba ni para abrir una Puerta Grande por la que si se fue José Tomás.
No cabe en mi libreta de apuntes todo lo que hubo y además cuesta contar. No valen los trazos azules de unas notas porque falta ese hilo que teje la ilusión y la emoción de ver sobre el ruedo a dos grandísimos toreros hacer importante la Fiesta. Y hacerlo además con una plaza a reventar de bonita por como se dejaba llenar de toreo.
Si usted fue a los toros ayer, seguro que cuando pase el tiempo a mas de uno le dirá orgulloso, ¡En aquella tarde de José Tomás y Morante, estuve yo!
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