La terna, a hombros tras el festejo mixto de La Palma
Andrés Romero, El Cordobés y Javier Jiménez cortaron un total de diez orejas y tres rabos
Dos tercios de entrada en tarde agradable en la plaza de toros de La Palma del Condado . Se lidiaron reses de Benítez Cubero y Pallarés, reglamentariamente despuntados para rejones, y de Juan Albarrán para la lidia a pie.
Andrés Romero: dos orejas y dos orejas y rabo.
Manuel Díaz El Cordobés: dos orejas y ovación.
Javier Jiménez: dos orejas y rabo y dos orejas y rabo.
Se afianzan los toros en La Palma del Condado con una nueva corrida de toros mixta, tras el éxito del año anterior. Veinte años sin toros son muchos, pero la afición palmerina ha sabido esperar que regresaran los festejos a la localidad onubense.
Andrés Romero volvía al municipio vecino de La Palma con el fin de afianzarse como figura del rejoneo. Paró al primero, de Benítez Cubero, a lomos de Perseo con dos rejones en lo alto. Cheke, Cantú y Bambú propicieron un gran tercio de banderillas, con batidas, quiebros y pares ajustados que aseguraron un triunfo refrendado con Chamán. La faena le valió las dos primeras orejas de la tarde. Con el cuarto, marcado con el hierro de Pallarés, consiguió los mejores compases montado en Odiel llevando al toro encelado en su grupa por toda la plaza palmerina. Una gran dimensión del torero escacenero, que se llevó un nuevo triunfo consiguiendo las dos orejas y el rabo del burel.
Manuel Díaz El Cordobés cortó dos apéndices al primer toro de su lote, en una faena marcada por su carisma y su peculiar salto de la rana. En quinto lugar salió un sobrero del hierro del titular de Juan Albarrán, con el que poco pudo hacer al lastimarse como el anterior.
Javier Jiménez mostró sus buenas formas y el gran momento que atraviesa, sobre todo con el último de la tarde, un ejemplar de embestidas suaves al que Jiménez dosificó en cada muletazo. Destacó su toreo al natural y su respuesta en quites al sobresaliente Fernández Pineda en una faena de peso que le valieron las dos orejas y el rabo, tras brindársela al alcalde. Los mismos trofeos cortó en su primero, a pesar de la poca fuerza del animal. El de Espartinas se templó con él gustándose en cada muletazo. En definitiva, tarde de disfrute para los tendidos y para la terna, que salió a hombros.
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