El toro y Sevilla: una simbiosis infalible
Vísperas taurinas
El hotel Hesperia acogió una charla coral en la que se abordó ese particular maridaje que da carácter a la tauromaquia a la sombra de la Giralda
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El hall del hotel Hesperia se había abarrotado para la ocasión. La cita formaba parte de ese ancho retablo de parafernalias que suceden a la Semana Santa y sirven, a su modo, de vísperas particulares del serial de toros y toreros que está a punto de iniciarse en la plaza de la Maestranza. La Sevilla taurina bulle en estos días que no terminan de espantar las aguas. Esas ganas de toros se hicieron patentes en el llenazo del salón dispuesto para una mesa redonda que se anunciaba con dos palabras que no pueden ser más complementarias: el toro y Sevilla.
El veterano periodista y locutor Paco García iba a ser el encargado de pastorear a los ponentes que había muñido Mario Niebla del Toro, director de la revista Escaparate de Sevilla. Se anunciaban los ganaderos Rocío de la Cámara y Daniel Martínez de la Fuente, el matador de toros -y teniente de hermano mayor de la Macarena- Eduardo Dávila Miura y el abogado baratillero Joaquín Moeckel, especialmente vinculado a la empresa Pagés. Pero en la mesa también se sentaron el gran banderillero Rafael Torres, que iba a acabar con el cuadro, y la teniente de alcalde delegada de Cultura del Ayuntamiento de Sevilla, Minerva Salas, que puso el acento institucional.
El modedador, en una primera ronda, puso el toro en suerte a Joaquín Moeckel. "No se entiende el toro sin Sevilla ni Sevilla sin el toro", espetó el letrado antes de proclamar que "la plaza de la Real Maestranza es la que da vitola a un torero". Moeckel puso la categoría por encima del dinero en una plaza en la que, a su juicio, "el aficionado está por encima del espectador". Pero el abogado ahondó aún más en el asunto al subrayar que "la tauromaquia no hay que defenderla sino enseñarla pero la mejor forma de defenderla es ir a las plazas de toros y llenarlas".
Minerva Salas, sin el más mínimo complejo, abogó por enseñar la tauromaquia en los colegios. "Todo sería diferente y se entendería de otra forma", añadió la teniente de alcalde que tiró de su memoria familiar, evocando a su propia abuela, "escuchando las corridas de toros, con la oreja pegada a un transistor naranja". Salas no se anduvo por las ramas. "El toro es la identidad de este país de puertas para afuera; es la identidad de esta ciudad y nos tenemos que sentir orgullosos".
Rafael Torres, el finísimo torero sevillano, habló de su amor por el toro y el toreo. "Le debo todo y engrandece a España", señaló el lidiador de la Puerta Osario abogando por "conocer" esta afición. Torres, desde su propia experiencia, sacó a colación el concepto, tan etéreo, del llamado toro de Sevilla. "Desde los años 70 para acá ha cambiado mucho; han variado hasta los veterinarios y en aquella época salían corridas mucho más bonitas, de poco más de 460 kilos y de tres para cuatro años", espetó.
Rocío de la Cámara, la ganadera de ese Cortijo de la Sierra que perteneció a Fernando Villalón -el poeta con espuelas que soñaba con criar toros de ojos verdes- no pudo ocultar su amor por la ciudad y su plaza de toros. "El Domingo de Resurrección me pongo nerviosa, busco una flor natural y me la pongo en la solapa...", la criadora mencionaba ese retablo de ritos íntimos y hasta su propio sufrimiento antes de lidiar en la plaza de la Maestranza. "Es la más bonita, la que da categoría a los toreros y la que tiene el público más entendido; conoce el toro e impone respeto", precisó.
Dávila Miura, que ahora acude a la plaza en labores de comentarista, siguió la misma línea al proclamar que "sería imposible hablar de Sevilla sin los toros; es una ciudad que vive todo con mucha intensidad y queremos disfrutar de estas fechas", explicó el veterano diestro que el próximo viernes, en coordinación con la empresa Pagés, dirigirá los talleres de toreo de salón en la jornada de puertas abiertas que pondrá la plaza de toros al alcance de todos los aficionados. Dávila habló de sus tiempos de torero, de esos días anunciado en el coso del Baratillo. "Quería disfrutarlo pero la presión, la responsabilidad y el miedo son muy grandes", reconoció Eduardo sentenciando que "hay días en los que los toreros no podemos fallar"
Daniel Martínez de la Fuente, de antiquísimo linaje ganadero, terminó de dar en la diana al apuntar una de las características más hermosas del toreo según Sevilla. "Es la conjunción perfecta entre un espectáculo y un acto social; la gente se arregla, va bien vestida, es partícipe del propio espectáculo...". Ni más ni menos.
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