Elcano asume el reto de completar la primera vuelta al mundo

Diario de una gran hazaña | Capítulo 65 (21 de diciembre de 1521)

La larga reparación que le espera a la 'Trinidad' en Tidore obliga a la flota de las especias a dividirse: la 'Victoria' ha zarpado hoy con rumbo a España pero lo hará cruzando el Índico

Un total de 47 hombres van a bordo de la ‘Victoria’, a la que le aguarda una travesía larga y muy peligrosa

La nao 'Victoria' ha zarpado en solitario de Tidore en la amanecida de hoy, 21 de diciembre de 1521, con rumbo a España.
La nao 'Victoria' ha zarpado en solitario de Tidore en la amanecida de hoy, 21 de diciembre de 1521, con rumbo a España. / Josué Correa
Francisco Sánchez Zambrano

21 de diciembre 2021 - 05:00

Toca dividirse, no queda otra. Después del enésimo contratiempo al que ha tenido que hacer frente la flota de las especias, en este caso por los serios desperfectos localizados en el casco de la TrinidadTrinidad que condenan a esta nave a entrar en dique seco para una reparación que se prolongará durante varios meses, los comandantes de la expedición han tenido que adoptar una decisión dura pero hasta cierto punto lógica: las dos naves tienen que separarse.

En la decisión han tomado parte los dos comandantes (Gonzalo Gómez de Espinosa y Juan Sebastián Elcano) y Martín Méndez, con una influencia creciente en la expedición. Así, la Trinidad se mantendrá en Tidore, capital de las Molucas, y cuando concluya su reparación, nunca antes de tres meses según los cálculos iniciales, emprenderá el tornaviaje, esto es, el camino de vuelta hacia España por el océano Pacífico. Y el primer destino será Panamá, cuya costa está en poder español.

Pero la Victoria debe tomar un camino diferente y hoy mismo, 21 de diciembre de 1521, ha zarpado en la amanecida con rumbo a España. La ruta que seguirá esta nave bajo el mando de Elcano será diferente ya que buscará el Índico, un océano que cruzará de este a oeste para, tras salvar el peligroso cabo de Buena Esperanza, en el sur de África, remontar el Atlántico con rumbo norte hasta llegar a España.

Esta travesía que hoy comienza encierra numerosos riesgos. El primero de ellos es la posible presencia de naves portuguesas enemigas, ya que esta ruta del Atlántico-Índico es la que controlan los lusos para comercializar con las especias en las Molucas. Y aparte está el hambre y las posibles enfermedades que puedan surgir en una navegación que se presume que será larga y en la que se da por hecho que tomarán tierra en contadas ocasiones. Además, y en contra de la opinión del resto de la oficialidad, Elcano ha impuesto su criterio y la Victoria cruzará el Índico por su parte más meridional, precisamente para huir del peligro de los portugueses pero escapando también de los fuertes vientos monzones reinantes en esta zona del planeta en esta época del año.

Con 47 hombres a bordo –en Tidore, junto a la Trinidad, se quedan los 53 restantes–, la Victoria ha zarpado en un acto lleno de emoción. No han faltado los abrazos y las lágrimas entre los marinos españoles en la hora de la separación y han sido muchas las cartas que han sido escritas por los que se quedan en las Molucas para que los que han partido hoy se las hagan llegar a sus familiares si logran regresar a España.

A bordo de la Victoria viaja también una docena de pilotos locales que, aleccionados por Al Mansur, el rey de Tidore, tienen como misión ayudar a la nave española a salvar los múltiples arrecifes que rodean al sinfín de islas e islotes que separan este archipiélago del mar abierto. Antes de llegar al Índico, estos nativos dejarán la Victoria para volver a su poblado.

Con 27 toneladas de clavo a bordo, además de muchas otras especias, víveres, animales vivos para ser cocinados en su momento y decenas de toneles de agua potable, la Victoria encara ya la que puede ser la etapa más crítica de esta aventura que se inició en Sanlúcar hace ahora dos años, tres meses y un día. La tarea es complicada, muy complicada, porque tienen que cruzar en solitario medio planeta Tierra. Pero al frente hay un comandante que tiene el apoyo de su tripulación porque ha demostrado ya sus cualidades para la navegación. Además, Juan Sebastián Elcano está empeñado en llegar a casa para completar la que sería la primera vuelta al mundo. Ganas e ilusión para rematar una gesta que sería histórica no le faltan.

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