Diario de una gran hazaña | Epílogo
Así acabó una gesta que hizo cambiar el concepto del mundo
Diario de una gran hazaña | Capítulo 62 (8 de noviembre de 1521)
El que la sigue, la consigue. Y si no, que se lo pregunten a los 106 efectivos de la flota española que, tras sufrir un sinfín de penalidades durante más de dos años, hoy, 8 de noviembre de 1521, han conseguido llegar a las Molucas navegando siempre hacia Occidente.
Este logro puede calificarse sin duda como una hazaña en toda regla porque supone abrir una nueva ruta marítima entre Europa y la Especiería. Hasta ahora sólo se podía llegar circunvalando África y cruzando el Índico, una ruta, por cierto, controlada con mucho celo por la flota portuguesa. Ahora, sin embargo, ya se sabe que también se puede llegar atravesando el Atlántico, el Estrecho de Magallanes y un Océano Pacífico que ha quedado constatado que es mucho más extenso de lo que podía imaginarse. Además, y de manera indirecta, gracias a esta hazaña de la flota española ya se puede asegurar con total rotundidad que la Tierra es redonda, porque se puede llegar a las antípodas navegando hacia Occidente o hacia Oriente.
La expedición que liderara hasta el pasado abril Fernando de Magallanes y que ahora comandan al alimón Gonzalo Gómez de Espinosa y Juan Sebastián Elcano, tiene además la satisfacción de haber cumplido ya el segundo de los tres retos fijados antes de zarpar de Sanlúcar el 20 de septiembre de 1519 y que conforman la misión encomendada por el emperador Carlos. Así, el primer reto fue encontrar el paso interoceánico localizado al sur del continente americano, y el segundo ha sido llegar hasta el Moluco. Ya sólo resta regresar a suelo español, aunque antes hay que llenar las dos naos supervivientes de la mayor cantidad posible de especias.
Este último cometido se supone que no conllevará problemas, por cuanto la expedición española ha sido recibida de manera muy amistosa por Al-Mansur, el rey de Tidore, la principal ciudad de las Molucas. El monarca ya ha trasladado a los recién llegados que últimamente sus relaciones con Portugal han empeorado mucho, de ahí que tenga un especial interés por entablar unas relaciones cordiales con España, y de ahí también que haya dado vía libre para comercializar con todas las especias que puedan caber en las bodegas de la Trinidad y la Victoria.
La llegada a las Molucas ha tenido lugar después de 40 días de navegación por los mares de Joló y de Célebes. La falta de alimentos llevó a la expedición a fondear en un par de enclaves del sur de la isla de Mindanao y en otras islas de muy escasas dimensiones que jalonan esta zona del planeta. En una de ellas los españoles consiguieron hacerse con los servicios de dos pilotos locales que en apenas diez días lograron llevar las dos naves hasta Tidore.
Al divisar las Molucas se arriaron las velas a media altura y se lanzaron disparos de bombarda en señal de saludo y de alegría. Y ya en tierra hubo una oración conjunta en señal de acción de gracias tras cumplir este objetivo.
Nada más llegar, la expedición se quedó maravillada por la belleza de este archipiélago, que lo han calificado como un vergel que tiene entre sus principales características el fuerte olor a canela y clavo.
Hasta llegar a las Molucas la llamada flota de las especias ha invertido 779 días (dos años, un mes y 19 días) desde que zarparan de Sanlúcar. Por medio se han perdido, bien por accidente o bien por deserción, tres de las cinco naves que iniciaron la aventura y más de 140 hombres.
Las dos últimas pérdidas se produjeron hace escasas fechas, en concreto los días 2 y 4 del presente mes de noviembre. Un armero y un lombardero fallecían tras sendos accidentes con armas de fuego, lo que ha dejado la expedición actual con apenas 106 hombres.
A partir de ahora lo que toca es hacer acopio de especias y de víveres de cara a un viaje de vuelta que seguro que será muy largo.
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