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Uno de los principales problemas que encontraron los bomberos del Infoca al llegar a Valencia era la dificultad en poder canalizar toda la riada de solidaridad, materializada, entre otras cosas, en toneladas de productos de alimentación.
Por eso uno de sus primeros trabajos en la localidad que se le asignó, Albal, fue la limpieza del patio del colegio San Carlos Borromeo, que, así, una semana después de la avalancha, se transformó en un gran campamento donde poder repartir comida, incluida comida caliente, a aquellas personas que durante los primeros días habían perdido los recursos para algo tan básico como alimentarse, ya que todos los establecimientos del pueblo habían sido arrasados.
Sonia Guillén, concejal de la oposición de la localidad, fue una persona clave en la coordinación con los efectivos andaluces. Antes de su llegada, Sonia iba por las casas con carros de la compra repletos de productos no perecederos repartiendo entre las personas que se habían quedado atrapadas en sus casas. Con la ayuda del Infoca esa logística se pudo ir sofisticando para ofrecer este servicio no sólo a los vecinos de Albal, sino también a los de la vecina Catarroja.
Sonia no quiere ni oír hablar de batallas políticas en este momento, asegura que ha decidido no ver las noticias porque es el momento de actuar. “Yo ahora sólo quiero soluciones, después ya se verá”. Un ejemplo es su propio municipio donde ha dado igual el color de sus concejales y toda la Corporación, del alcalde al último funcionario, se ha puesto a trabajar para sus vecinos.
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