Tribuna Económica
Carmen Pérez
T area para 2025
Por definición, el sentimiento de pertenencia es una experiencia subjetiva que se relaciona con la conexión hacia un grupo social, persona o lugar determinado. Una especie de estado mental que nace al compartir determinadas experiencias y que cualquiera que entra en el atelier de la firma Antonio García experimenta nada más cruzar el umbral de su puerta. Ubicado en la calle San Pedro Mártir, 2 (Sevilla), el taller es una extensión del universo y el lenguaje de la propia firma.
Pintada de blanco y con un cuadro dorado en el que se observa a una elegantísima Audrey Hepburn colocado de manera relajada sobre una silla, la entrada del taller rompe por completo la propia realidad de cualquiera que entre en él para trasladarlo en un universo alternativo. Esa es la idea que plantean Antonio y Fernando García, los hermanos y diseñadores detrás de la firma, a la hora de presentar su universo creativo y su forma de trabajar. Al menos así lo transmiten. Cruzar el umbral y conocer sus propuestas es toda una experiencia sensorial de la que sentirse parte nada más hablar con los hermanos.
Apasionados, compenetrados y complementados, Antonio y Fernando García viven momentos felices en el mundo de la moda. Además de haber lanzado su segunda colección sin temporada, con la que apuestan una vez más por la atemporalidad y el slow fashion, la otra mitad de la firma, Fernando acaba de ser nominado a su quinto Goya a Mejor Vestuario por la película Modelo 77, de Alberto Rodríguez. Ganador de un cabezón por La Isla Mínima, también de Alberto Rodríguez, en 2015, Fernando recibía la noticia en el propio taller junto a su hermano.
Casualidades de la vida, pudimos compartir con ellos tan especial momento y así apelar a ese sentimiento de pertenencia con todavía más conocimiento de causa. Compartir la visión que ambos hermanos tienen de la moda y su forma de trabajar deja poso en cualquiera que los escuche y así es cómo ambos hablan de su nueva colección, del universo Antonio García y de la evolución de la moda con el paso del tiempo.
"Armani expresó en una ocasión que no era necesario hacer colecciones de temporada y eso es lo que ahora estamos haciendo en la firma. En realidad, esa idea conecta con los pilares de la firma: continuidad, elegancia y atemporalidad", explica Antonio García. Después de tres décadas dedicados al mundo de la moda y con una forma de trabajar muy concreta, la medida, desde la firma apuestan porque sus colecciones sean una continuidad de su propio universo, una evolución del universo Antonio García que se experimenta a través del color y elementos tan icónicos como los lazos y pajaritas.
Un claro ejemplo de esa atemporalidad de la firma es la imagen que protagoniza el despacho donde los hermanos reciben a sus clientas. Se trata de un vestido rosa con una voluminosa falda que la firma presentó hace más de quince años y que todavía sigue vigente. En esa línea se presenta Without SeasonII, la nueva colección de Antonio García con la que la firma prescinde de las temporadas para apostar por diseños de calidad que rompan con la estacionalidad.
Así, la nueva colección de la firma no sólo invita a seguir profundizando en el universo Antonio García a través de las formas, los colores y lo detalles, sino que también es una invitación a valorar las propias prendas. "Nosotros trabajamos a medida, es nuestra forma de crear, pero el prêt-à-porter es una herramienta más para seguir dando a conocer nuestro trabajo. Es una forma de comunicar, de expresarnos, de seguir apostando por esa linealidad, pero desde un punto de vista más accesible", explican Antonio y Fernando García.
Precursores del slow fashion mucho antes de que el concepto tuviese un nombre, ambos diseñadores reconocen tener una forma de trabajar muy personal. "Esta forma de presentar colecciones liga muy bien con la propia idea de trabajar de la firma. Vamos a nuestro ritmo, sin producir para un consumo acelerado. Por eso en nuestro caso no tiene sentido hacer dos colecciones al año. Nuestros diseños son constantes revisiones de creaciones que ya existen para seguir alimentando ese universo creativo. El prêt-à-porter es un mecanismo comunicativo y sería un gran desgaste pensar en dos colecciones al año cuando lo que queremos promover es la atemporalidad de la firma", explican.
Hijos de modista, tanto Antonio como Fernando sienten pasión por la moda, por la moda con mayúsculas. Sólo hay que escucharles hablar y ver cómo se les ilumina la mirada al hacerlo. Mientras hablan de su nueva colección, ambos reparan en los detalles que nos saltan a la vista para explicarlos con mimo y detenimiento. Un abrigo rojo con volúmenes que recuerda a las propuestas de Balenciaga, unas de las máximas fuentes de inspiración de la firma, otro, también voluminoso y de una colección mucho más antigua, con flores de inspiración setentera, hacen que nuestra mirada se detenga y busque cómplice la de Fernando, que entusiasmado empieza a explicar el por qué de las piezas del perchero.
El diseñador cuenta que algunas piezas son para editoriales, que otras son de nueva colección y que todas ellas son perfectamente utilizables mañana, hoy y siempre. Y puede que ese sea uno de los mayores logros de la firma, además de la fuerte apuesta por la calidad y la sencillez. "Nosotros trabajamos el lujo sordo, el que no hace ruido, haciendo de lo sencillo piezas extraordinarias, que telas más sencillas se conviertan en las protagonistas de piezas espectaculares", coinciden los diseñadores. "Se ha perdido el gusto por vestir bien, por llevar buenas prendas y ahora parece que empieza a resurgir esa cultura de la moda", apostillan.
Si para ellos el prêt-à-porter es una herramienta más para dar a conocer su trabajo, las redes sociales no iban a ser menos. Su relación con el universo digital no es más que una extensión de su propia filosofía. "No generamos contenido de forma compulsiva porque esa no es nuestra forma de trabajar, queremos que la clienta o la futura clienta encuentre en redes el mismo concepto que el propio taller", exponen.
A pesar de que el prêt-à-porter es una gran herramienta comunicativa, desde la firma lo que realmente trabajan es la confección a medida, que tiene un halo de misticismo muy atractivo tanto para los diseñadores como para las propias clientas. "Es cierto que el prêt-à-porter es más sencillo de trabajar porque el proceso creativo es más amplio, pero trabajar a medida y crear diseños personalizados es una forma maravillosa de establecer vínculos a través de la moda", exponen los diseñadores.
"Hace tiempo que observamos que las mujeres que vienen a hacerse el traje de novia con nosotros lo que buscan es vivir una experiencia. Vienen ilusionadísimas y al final vivimos juntos un proceso con el que terminamos creando un vínculo muy bonito. Cuando se llevan el vestido muchas nos dicen ¿y ahora qué? Eso no te lo da el prêt-à-porter", nos cuentan.
Todo esto forma parte de un proceso que va mucho más allá de la propia creación y que conecta con la base del verdadero significado de la moda, que no es otro que la expresión de un sentimiento, de una comunión o de un vínculo a través de un diseño. Eso es lo que consiguen desde la firma Antonio García, cuyas novias sencillas, atemporales y perfectamente minimalistas celebran su sí, quiero mucho, muchísimo antes de pisar el altar.
Cuando una firma tiene al frente a familiares, la pregunta es obvia y la respuesta siempre suele ser positiva. A pesar de que la firma Antonio García lleva más de tres décadas con Antonio al frente, Fernando no se incorporó hasta hace unos diez años. Desde entonces, ambos trabajan codo con codo y nos cuentan cuál es el secreto para que dos hermanos estén al frente de una exitosa firma y no se generen conflictos. "Trabajar juntos es muy positivo porque cada uno es consciente de lo bueno que hace el otro. Es sorprendente que tengamos el mismo gusto", cuenta Antonio.
Cada uno con un papel muy definido dentro de la propia firma y con una compenetración absoluta, ambos tienen claro a qué debe dedicar cada uno su proceso creativo. Por eso Fernando se convierte en ese 50% itinerante de la firma, pero sin el que ésta no tendría ningún sentido. Dedicado por completo al diseño de vestuario, un universo y un proceso creativo completamente diferente al de la firma, Fernando García lleva más de un cuarto de siglo inmerso en el mundo del cine. Actualmente está nominado al Goya al Mejor Vestuario por Modelo 77 y fue ganador del mismo en 2015 por La isla mínima, ambas de Alberto Rodríguez.
Durante estos años ha realizado diseños de vestuario contemporáneos y de época, como el que realizó para la aclamada serie La Peste, para el que contó con la colaboración de su hermano Antonio García. Y cuenta en su haber títulos como Atún y Chocolate, Primos, Siete Vírgenes, Lejos del Mar o El hombre de las mil caras, entre muchos otros. Actualmente, además, acaba de terminar de grabar la última cinta de Daniel Calparsoro, Todos los nombres de Dios y en la que participan Inma Cuesta y Luis Tosar.
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