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Rafael Sánchez Saus
¿Réquiem por Muface?
Mucho se habla sobre las rutinas diarias que hay que seguir para lucir una piel sana por dentro y por fuera, pero, en ocasiones, los pasos que nos recomiendan son demasiados, lo que hace imposible compaginarlos con el ajetreo del día a día. A pesar de ello, todas queremos lucir una piel radiante y muchas veces nos obsesionamos con tratamientos y rituales que nos ayuden a conseguirlo. Tu cuarto de baño parece el expositor de la zona de cosméticos de unos grandes almacenes y, aunque tienes productos pensados para cada aspecto de tu piel, no usas ni siquiera la mitad de ello.
Es el momento de que dejes a un lado todos esos productos (al menos con conocimiento de causa) y te centres en la verdadera clave para que tu piel tenga el aspecto sano e hidratado que siempre has buscado: la limpieza facial. Base de toda rutina de cuidado facial, la limpieza es la verdadera causa de una piel bonita y, aunque a veces no le prestamos toda la atención que se merece, es clave para nuestro rostro. Hemos hablado con Rocío Escalante, farmacéutica y experta en dermocosmética y responsable de Arbosana Farmacia, y nos da las claves sobre una buena higiene facial.
"La base de una piel bonita y saludable es la limpieza, por eso siempre tiene que ser el primer paso del ritual", nos cuenta Rocío Escalante. La experta recuerda que la limpieza debe darse tanto por la mañana como por la noche, a pesar de que muchas creen que este proceso sólo ha de llevarse a cabo cuando nos hemos maquillado.
"Por la mañana, la higiene facial nos ayuda a eliminar los restos de los productos que hemos aplicado por la noche, así como el sudor y demás toxinas que la piel puede tener. Por la noche, la limpieza es importante, tanto si te maquillas como si no lo haces, para eliminar los restos de los productos, así como las partículas de contaminación, el sudor y la suciedad que la piel acumula", nos recuerda la experta. Si tu piel no está limpia no podrá estar luminosa, hidratada y radiante. Además, aplicar cremas y cualquier producto sobre una piel sucia hará que pierdan eficacia.
A la hora de elegir los productos con los que realizar nuestra limpieza facial, debemos tener en cuenta que, además de gustarnos y resultarnos cómodos, deben adecuarse a nuestro tipo de piel. Las necesidades de una piel seca no son las misma que la de una piel grasa por eso, por mucho que nos guste un producto, es preferible tener en cuenta las necesidades de nuestro rostro. "En líneas generales, para las pieles secas y sensibles es preferible utilizar una leche limpiadora y evitar los productos que se enjuagan con agua. Una opción también adecuada es el agua micelar. En las pieles maduras también aconsejamos leches o productos hidratantes", explica Escalante.
En el caso de las pieles grasas y con tendencia al acné, la experta en dermocosmética recomienda elegir productos no comedogénicos y libres de aceites que ayuden a limpiar la piel de forma suave, sin agredir. En general, son buenos los limpiadores sin jabón. Para las pieles mixtas se pueden utilizar mousse, espumas y geles faciales que sean también libres de aceite.
Incluir la limpieza facial como base de nuestra rutina no es garantía de buenos resultados por sí solo. Hay que tener en cuenta una serie de aspectos que seguro que no te había planteado nunca. De hecho, puede que ya estés cometiendo algunos de los errores sobre los que Escalante nos advierte.
En primer lugar, la experta desaconseja por completo utilizar agua caliente o muy fría. "Lo ideal es optar por agua templada a la hora de lavarnos la cara. Tanto el agua caliente como el agua muy fría pueden dañar la piel, provocando sequedad e irritaciones.
En cuanto a la forma de limpiar la piel del rostro, debes evitar frotarla muy fuerte. La limpieza hay que hacerla siempre de forma suave, sin presionar mucho. Es un error habitual, sobre todo en pieles grasas, querer eliminar el sebo frotando fuerte y lo único que se consigue es un efecto rebote. Recuerda eliminar bien los residuos y aclarar bien el rostro después de haber aplicado el limpiador, ya que dejar restos de productos puede obstruir los poros. A la hora de secar, también hay que evitar frotar la piel y hacerlo a toques con una toalla y muselina limpia y que usemos solo para la cara.
Están bien para los días en los que las prisas y la pereza nos puede, pero las toallitas desmaquillantes están completamente desaconsejada. "Si bien son un producto muy práctico y cómodo en determinadas situaciones, no conviene abusar de ellas. Es mejor dejarlas para momentos esporádicos y utilizar geles y limpiadores a diario", aconseja la experta.
Es uno esos productos que parecen estar de adorno en tu cuarto de baño, pero su función es clave para que tu rutina de limpieza facial sea redonda. Rescata de la estantería el bote de tónico y empléalo como última fase de tu limpieza. "El tónico no sirve solo para eliminar los restos del maquillaje o del producto limpiador que hayas usado. Su objetivo es equilibrar el pH de la piel", nos recuerda la farmacéutica y experta en dermocosmética. En general, el pH del agua no es el mismo que el de tu piel, lo que puede provocar una sensación de incomodidad y tirantez después de la limpieza. Por eso el tónico ayuda a equilibrar y devolverle el confort a la piel.
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