La pena se lleva dentro

La afición abandona el estadio clamando contra los jugadores

Iago Bouzón, Bodipo, David Prieto, Redondo y Álvaro Rey, ayer en el césped de Chapín.
Fran Pereira Jerez

04 de mayo 2013 - 05:02

Se consumó. Era un final anunciado, pero ayer muchos lloraron al ver cómo su equipo, sí ese que hace menos de un suspiro se codeaba con los grandes de Primera, se va al pozo, un pozo que de momento tiene fondo, Segunda B, pero que se puede quedar sin él si todo sigue por los derroteros actuales.

Se va evidenciando los mismos errores que lleva acumulando durante toda la temporada y que ni antes Esteban ni ahora Carlos Ríos han sabido subsanar. Los perjudicados, los de siempre, los aficionados xerecistas que ayer abandonaban Chapín echando la vista atrás para recordar aquellos buenos momentos de este club. Jóvenes y mayores se fueron a casa frotándose los ojos, porque la realidad, aunque estaba ahí, no se quería ver hasta que no fuese matemática. Lo más triste, como se describía la pancarta-esquela que el Kolectivo Sur mostró en la segunda mitad, es que el club se muere irremediablemente. No fue la única 'protesta' a modo de pancarta que mostraron los ultras xerecistas, pues antes del encuentro en una enorme pancarta se podía leer 'Una temporada de feria', en la que se veían a jugadores vestidos de flamenca y con un sombrero cordobés. Acto seguido, sacaron una nueva pancarta que recogía el siguiente lema: 'Ahora nos toca a nosotros', en alusión a la feria.

Como el resto de partidos, el Xerez jugó a ráfagas, aunque esta vez pareció un equipo ordenado, bien estructurado atrás y sacrificado en muchos aspectos. Sin embargo, fue marcar el Córdoba y desaparecer. Miento, el enfermo daba síntomas claros de agotamiento desde el minuto sesenta, pero Carlos Ríos que encima estaba en la grada (donde dicen que se ve mejor el fútbol) pareció no enterarse de nada. Su primer cambio fue en el 84. Para morirse...

No quedaron ahí los despropósitos de un entrenador que a este paso va camino de batir todos los récords negativos del club. "Ni Corbacho lo haría tan mal", se escuchó en la grada. El sanluqueño aprovechó para 'premiar' a dos juveniles cuando el ambiente era de lo más crispado. Con 1-3 no se le ocurrió otra cosa que dar minutos a Alfonso y Álex. Para llorar....

Los más de dos mil aficionados quedaron atónitos al ver cómo el Córdoba, en cuestión de dos minutos daba la vuelta al partido. El resultado no podía conducir a otro cántico: 'Jugadores mercenarios' y 'Qué no, qué no, que no van a la feria...'. El público, cansado de presenciar la misma historia, abandonó en gran parte el estadio antes del final en medio de la indiferencia general. Las caras al salir del campo lo decían todo. El Xerez consumaba su descenso a Segunda B con cinco jornadas por jugar y con números desoladores. Y mientras, Mateos sigue en el palco y pensando en 'salvar al club'. Para rabiar...

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