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Del sueño a la pesadilla (1-3)

Lleida esportiu · Copa del Rey

Los xerecistas dicen adiós a la Copa en un encuentro polémico, que el árbitro suspende a falta de diez minutos momentáneamente por el lanzamiento de objetos desde la calle

Del sueño a la pesadilla (1-3)
M. Romero

17 de octubre 2013 - 05:00

njusto final para el sueño copero. Era una noche para desplegar el abanico de los sueños y hacerlos realidad pero fue todo lo contrario. El Lleida Esportiu bajó de la nube a un Xerez desconocido, que no fue capaz casi nunca de hacer daño a un rival bien plantado y nada más, que a los tres minutos de juego se encontró con un regalo de Javi Muñoz.

Pero eso no fue lo peor de la noche. Lo ocurrido en La Granja habría que encuadrarlo dentro del género de terror. Fue una película de esas que dan pánico hasta cuando se piensa en ellas y sin ni siquiera ver ninguna imagen. Era algo que se veía venir. Y sucedió.

El árbitro tuvo que suspender el partido momentáneamente en el minuto 81 por el lanzamiento de un vaso de cristal y de varias botellas de cerveza desde la calle... ¿Quién busca ahora a los culpables? Fue un bochorno y seguramente totalmente evitable. Ay, la famosa lona...

Después de una espera de casi media hora, en la que los nervios estuvieron a flor de piel y no ayudaron en nada a nadie -los vándalos también rompieron en esos minutos una luna del autocar del conjunto visitante- se jugaron diez de los minutos de fútbol más tristes de la historia de la entidad...

El Xerez se lo jugaba todo a una carta y como siempre suele ocurrir en estos casos, perdió. No le salió nada bien y desde el primer momento le tocó ir contracorriente. Los futbolistas estaban con tantas ganas de pasar ronda para asegurarse su futuro inmediato que saltaron al terreno de juego demasiado tensos y nervios. La prueba más evidente, que el primer gol les cayó cuando se habían consumado sólo 150 segundos de juego. Imaz no se lo pensó dos veces y le salió el gol de su vida. Vio muy adelantado a Javi Muñoz y le sorprendió con un disparo casi desde el centro del campo. Fue un mazazo demasiado fuerte.

Los xerecistas se quedaron casi en estado de shock y les costó reaccionar. Eso era aprovechado con un equipo bien plantado, que también se jugaba mucho y que a toda costa quería el premio mayor de enfrentarse a un rival europeo en la siguiente ronda de Copa. A pesar del dominio catalán, superado el cuarto de hora, la grada a comenzó a tomarla con el colegiado, cuando consideró fuera de juego una jugada de Iván Aguilar que había arrancado desde atrás.

El Deportivo, a pesar de no tener su mejor noche, poco a poco fue a más. Comenzó a tener más la pelota, tanto Curro Sánchez como Seoane empezaron a dejarse ver y al filo de la media hora, otra vez el de siempre, Iván Aguilar, tuvo el gol en sus botas. El delantero se marcó una buena jugada personal pero no acertó a la hora de definir.

Las oportunidades, sin ser demasiado claras, comenzaron a llegar y el Lleida dio un paso atrás. A pesar de que quedaba un mundo, su único objetivo era guardar su gol de ventaja como el mejor de los tesoros y la estrategia estuvo a punto de pasarle factura. Primero, en el minuto 34, cuando una falta botada por Juanse la atrapó Pau Torres y luego, justo antes del descanso. A un minuto de que los jugadores se marchasen al vestuario, los azulinos desperdiciaron su mejor oportunidad. Una falta botada en esta oportunidad por Melo fue rematada por Iván Aguilar y cuando el balón se colaba, Biel Medina lo sacó bajo los palos y lo mandó a duras penas a saque de esquina.

Con este buen sabor de boca y con la ilusión de la remontada, arrancó el segundo tiempo, aunque las imprecisiones y los fallos seguían siendo norma en un equipo azulino al que le faltaba chispa y acierto a la hora de finalizar las jugadas.

El Lleida no se atrevía a salir, no quería jugar y el Xerez mostraba sus carencias arriba. Sólo Iván Aguilar aparecía una y otra vez. En el minuto 53, se sacó de la chistera una nueva oportunidad y en esta ocasión se precipitó. En una contra, hizo lo más difícil, engañó a la defensa y se quedó solo ante el portero pero tenía a tres compañeros que entraban desde atrás para rematar a puerta vacía.

Las manecillas del reloj cada vez corrían más rápido y el Xerez no daba síntomas de tener capacidad de reacción. Los futbolistas querían con el corazón pero no les respondían ni la cabeza para serenar el juego ni las piernas para tener precisión. Fruto de la impotencia, Dani Albacete, a la hora de juego, se precipitó de forma clamorosa dentro del área.

Como clamorosas eran ya las decisiones de un colegiado que amargó la noche a la grada. Sólo tenía ojos para las faltas de los azulinos, a los que nos les dejaba pasar ni una.

El mazazo definitivo llegó en el minuto 69. Jairo cometió penalti sobre Chupe en el minuto 69. Imaz agarró el balón con seguridad y con sangre fría hizo el 0-2. Engañó totalmente a Muñoz.

La misión ya era imposible y el colegiado la acabó de montar. A falta de diez minutos mandó a los jugadores a la caseta por el lanzamiento de unos objetos que impactaron en el banquillo del Lleida... Media hora más tarde y con mucho público aún en las gradas, se reanudó el partido. El Lleida hizo el 1-3 después de que Mata hiciese falta a Javi Muñoz y los azulinos acortaron distancias con una pena máxima que el árbitro pitó porque todo estaba resuelto y que transformó Iván Aguilar.

Como escribió Calderón de la Barca, “y los sueños, sueños son”. El Xerez perdió anoche algo más que una eliminatoria de Copa.

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