Campeones, campeones... (2-2)
Los azulinos no aprovechan sus ocasiones en la primera parte y ceden su primera igualada de la temporada frente a un combativo y disciplinado cuadro rojillo pero se adjudican el título.
La Liga no engaña, el torneo de la regularidad lo conquista siempre el mejor y el más brillante. En Tercera Andaluza, el título se lo adjudicó ayer el Xerez Deportivo FC después de empatar a dos ante el Guadiaro, que lleva camino de convertirse en un digno sumbcampeón. Entre un equipo y otro no hay color y la diferencia es abismal en líneas generales pero en un sólo partido puede suceder de todo. Ayer, sucedió. El cuadro de Sergio Mena plantó cara al de Carlos Orúe y le hizo sudar muchísimo durante los noventa minutos. Tanto, que se convirtió en el primer equipo capaz de sacar tajada de Chapín esta temporada y el segundo en arrebatarle alguno de los puntos en juego. El primero fue El Torno, con su victoria por la mínima hace ya bastantes jornadas.
El Xerez DFC ha dominado en su categoría con total autoridad los dos últimos ejercicios, con un estilo innegociable, el de Carlos Orúe, para llegar a Tercera cuanto antes. Trabajo, buen gusto por el balón y mucho juego por bandas son algunos de los argumentos que han conducido a este cuadro azulino, del mismo modo que el buen estudiante, a entonar el alirón cuatro partidos antes de la conclusión de la Liga.
El choque arrancó con un pasillo más que merecido a los juveniles de Romerito por su ascenso el día anterior a Tercera Andaluza y un Xerez DFC enchufado y con ganas de agradar como siempre. Todos tenían hambre de fútbol y goles para sellar el título. La lata se abrió a los doce minutos, cuando Barba remató bastante bien de cabeza un servicio de César desde la izquierda.
Todo se ponía de cara para una plácida tarde. Nada más lejos de la realidad. Los azulinos comenzaron a fallar oportunidades, a no manejar como de costumbre ni el balón ni el tiempo del partido y a cometer más errores de lo habitual. En la boca de gol, Pedro Herrera y Lolo Garrido fallaron a los 18 minutos prácticamente a puerta vacía, luego le tocó el turno a Barba, que resbaló justo antes de rematar un buen servicio de César (37'). Luego, más oportunidades otra vez para Pedro Herrera y Barba.
Ante tanta ventaja, el Guadiaro no se amilanó, apretó el acelerador y puso en apuros a Edu Villegas en un par de acciones muy claras. El guardameta azulino respondió con reflejos a un disparo de Pedro colocado pero muy centrado (42') pero a renglón seguido no pudo hacer nada para evitar que el mismo jugador le batiese por bajo.
El extremo anotó un buen gol que celebró con su afición a lo Cristiano Ronaldo. Nadie le pudo parar hasta que no se arrodilló junto a la banda de Preferencia en la zona en la que estaban ubicados sus seguidores. Poquitos pero ruidosos.
Los primeros cuarenta y cinco primeros minutos tocaron a su fin con tablas y con alguna que otra dura entrada por parte visitante. Eso de arrugarse desde luego no va con el Guadiaro. Las relaciones entre las directivas y los futbolistas son excelentes pero cuando se trata de competir, dentro del verde no hay amigo que valga, sólo vale ganar.
El segundo acto arrancó de idéntica manera que el primero, con un Xerez DFC dispuesto a romper las tablas y aumentado su posesión del balón. Desde muy pronto, los de Orúe quisieron dejar claro que no querían ni sorpresas ni demorar el alirón. Con las tablas tenían asegurado el título pero buscaban lograrlo con una victoria.
Guille, sólo seis minutos después de entrar en el terreno de juego en lugar de Pedro Herrera, desequilibró la balanza. Con la caña siempre preparada y con muchísimas ganas de convertirse en el máximo goleador de la categoría, en el punto de penalti y libre de marca, hizo el 2-1 tras recibir un pase de la muerte de César, muy aplicado por la izquierda durante toda la tarde.
La tónica del choque no varió en exceso después del tanto. Los azulinos, aunque menos inspirados que otros días, continuaron a lo suyo, a tocar, a crear y errar ante Buyo, mientras que el Guadiaro no renunciaba a nada y con los cambios ganó en velocidad y en insistencia a la contra.
Su perseverancia le dio su fruto en el minuto 77. Un fallo del centro del campo azulino lo aprovechó a las mil maravillas Juanjo para internarse por la derecha y cruzar el balón fuera del alcance de Pablo Serrano, que ya había ocupado el puesto de Villegas. Una vez más, la celebración fue a lo grade. En esta oportunidad, la dedicatoria fue para el banquillo.
La emoción hizo que el choque no decayera en ningún momento y las pulsaciones de la grada subieron con un tiro al palo de Romerito (82'). Poco más hasta el final, salvo continuas pérdidas de tiempo de los visitantes.
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