El Alcázar canta por Navidad

Sábado de zambombas en Jerez

El patio de Armas acoge por primera vez una zambomba de la mano de la hermandad del Cristo

La fiesta se repite por todo el centro y se vive una jornada de sábado de lleno total

Numeroso público en la zambomba de la hermandad del Cristo en el patio de Armas del Alcázar.
Numeroso público en la zambomba de la hermandad del Cristo en el patio de Armas del Alcázar. / Vanesa Lobo
M. Valero

07 de diciembre 2019 - 21:54

En el patio de Armas del Alcázar este sábado se armó la marimorena y se anunció la Nochebuena. Por primera vez en este monumento del siglo XII la zambomba y la pandereta entraron por la puerta grande, y los pies golpeaban el suelo empedrado a ritmo de ‘camina la Virgen pura, viva el amor, caminito de Belén, viva el laurel’. Y de esta forma, dentro de este recinto amurallado, se cantó a la Navidad como sólo Jerez sabe hacerlo.

En la hermandad del Cristo no cabía más orgullo por esta zambomba histórica. Para su hermano mayor, José Manuel García Cordero, en menos de un mes este patio no sólo alberga esta cita de su hermandad, sino que donde este sábado se canta a la calle de San Francisco larga y serena, él recogerá las cartas de los niños como buen Gran Visir.

En la barra se moja carne en salsa y se calientan los montaditos en bandejas. Ana de los Reyes, Eva Rubichi y Margarita Méndez están en el centro de la zambomba y los móviles del público las enfocan para no perder detalle. ¡Ay los móviles! Se graba pero no se vive...

Un grupo de chicos fotografía la entrada del Alcázar con la Catedral de fondo y un coche de caballos pasa con dos asiáticos que saludan como reyes a un grupo que les grita ‘ole joé’. “Vámonos ya pa’ dentro Pepe”, le anima un señor a un amigo en la Alameda Vieja, mientras que un grupo de turistas baja las escaleras hacia González Byass.

Se queda atrás la del Cristo para cantar junto al calor de la candela en La Viga. El joven Miguel Ángel Cáliz derrocha arte bailando. Disfruta y se nota. No deja de sonreír y provoca el mismo efecto en los que lo ven. “Me encanta el baile”, dice Miguel Ángel. Familiares añaden: “Cada vez que tiene oportunidad sale a bailar”.

La zambomba de la hermandad de La Viga en la escalinata de la Catedral recuerda a la de los patios de vecinos. Sencilla y de la gente. Aquí cualquiera que lo sienta sale al centro, no hay vergüenzas, se canta de verdad, como se canta en casa en Nochebuena. “¿Quién quiere libritos?”, pregunta uno. Varios jóvenes levantan la mano. “¿Estáis? Venga, pues de la primera letra hasta la última”, grita una mujer del coro. Y comienzan: “Ande, ande, la marimorena...”. Se echa más leña a la candela y vuelve a salir Miguel Ángel, quien además insiste y saca al centro a otro niño, con el que comparte risas y baile.

En dirección a la Puerta del Arroyo se escuchan villancicos en el bar El Molino. En dirección a San Dionisio, la hermandad de la Cena llena la Asunción. Aquí se mezclan la pandereta con los globos de Bob Esponja, y lo mismo se canta a los caminos que se hicieron que “esta noche no me acuesto que vengo de borrachera...”.

En un banco, dos jóvenes se comen un bocadillo. Una de ellas es Martha, una inglesa que trabaja en el Museo del Baile del Flamenco de Sevilla y que ha venido por primera vez a Jerez en Navidad. “Sí, sí, me gusta, pero pensaba que iba a ser todo más flamenco. Pero me gusta”, remarca.

En Plateros otro corro. Casa Gabriela había anunciado zambomba a partir de las cinco y en la plaza ya no cabe un alfiler. “Esto es peor que en Semana Santa. Vamos a llamar esto la ‘calle del roce’”, dice una joven intentando buscar un hueco.

En Consistorio los niños corren para entrar a ver el belén del Ayuntamiento y la gente hace cola en la pastelería La Rosa de Oro. Aún no son las seis y media de la tarde, y hay quien no deja de mirar el reloj. “¿Cuánto queda?”, pregunta uno. De nuevo los móviles se disparan cuando el gran árbol de Navidad se enciende. La gente aplaude y ¡rápido! ¡Foto, foto, foto! Los raros somos lo que aún no hemos publicado en una red social nuestro selfie junto a esta estructura de luz.

Una chica se quita los tacones, no puede más. Y los niños corretean con unos globos transparentes con luces de colores. La calle Larga vive un sábado de gran ambiente, el alumbrado anima a vivir con más intensidad la fiesta. ¡Espera! ¡La Vega ya está abierta! La mayoría se para junto al semáforo del Gallo Azul para capturar, de nuevo en sus teléfonos, el mítico bar de la plaza del mercado abierto. “Qué bonito ha quedado. Vamos a acercarnos, ¡mira, arriba tienen un árbol de Navidad”, dice una mujer mientras cruza.

En este primer fin de semana grande de fiesta hay una letra que se repite por cada esquina de la ciudad: “Ven, ven, ven. En Nochebuena vente pa’ Jerez. Ven, ven, ven, en Nochebuena vente pa’ Jerez”. Pues dicho queda.

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