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Mikel Lejarza
Toulouse
Aplicaciones
WhatsApp sigue adelante con el cambio de sus condiciones de uso y su política de privacidad. Anunciado a principios de año y previsto para el pasado 8 de febrero, la aplicación de mensajería propiedad de Facebook tuvo que posponer la modificación por el enorme revuelo causado entre los usuarios.
Pero la prórroga es eso, un mero aplazamiento. WhatsApp ya dejó claro que iba a implementar esos cambios, solo que en lugar de febrero lo hará el 15 de mayo. Ese periodo de gracia, explicó entonces la compañía, les serviría para "aclarar la desinformación con respecto a la forma en que funcionan la privacidad y la seguridad en WhatsApp".
A partir de ahí, dijo que iría pidiendo a los usuarios "gradualmente que revisen la política a su propio ritmo antes de que se habiliten las nuevas opciones para empresas el 15 de mayo". Entonces no precisó cuando, pero ahora ya sabemos que esos mensajes irán apareciendo en las cuentas de los usuarios en las próximas semanas.
Así lo anuncia WhatsApp en un artículo publicado esta semana, en el que reconoce que "podría haberlo comunicado mejor" e indica que ha añadido información adicional para "aclarar cualquier confusión" antes de que entren en vigor esas novedades que generaron “gran cantidad de rumores e información errónea”.
El texto aclara que las opciones de comunicación entre usuarios y empresas -novedad destacada y apartado que centra algunos de los cambios más criticados- son opcionales e insiste en su “compromiso continuo con la defensa del cifrado de extremo a extremo y con la protección de la privacidad y seguridad de nuestros usuarios”.
Además de este artículo en su blog corporativo, la compañía ha renovado la sección de su centro de ayuda en la que informa de los próximos cambios (pero no el contenido de las páginas dedicadas a las condiciones del servicio y a la política de privacidad; en ambos casos consta que la última modificación se llevó a cabo el 4 de enero) con la idea de que los usuarios entiendan mejor qué cosas cambian (la relación con las empresas, por ejemplo) y qué no.
En el apartado de cosas que no cambian se incluyen el cifrado de extremo a extremo que mencionábamos más arriba o la relación con Facebook, principal queja de los usuarios, que creían que a partir de ahora Facebook accedería a información de nuestra actividad en WhatsApp. Este texto de la app aclara que la aceptación de las nuevas condiciones “no amplía la capacidad que tiene WhatsApp para compartir datos de los usuarios con Facebook”.
Quien piense al leer eso último que estamos a salvo, se equivoca. No significa que WhatsApp no vaya a compartir nuestros datos con Facebook, sino que no va a ampliar la lista de las cosas que ya comparte. En su momento repasamos algunas de ellas, pero nunca está de más ir a la fuente para tener claro qué estamos aceptando cuando pulsamos el botón de aceptar.
Un inciso: los ciudadanos de la Unión Europea y Reino Unido estamos protegidos por la normativa comunitaria de protección de datos, por lo que en nuestro caso el perjuicio para nuestra privacidad va a ser mucho menor que el que sufran los usuarios del resto del mundo.
Con el éxodo que se ha producido en las últimas semanas hacia alternativas como Telegram o Signal (habrá que ver cuántos han sido abandonos efectivos y cuántos cohabitación), era inevitable que WhatsApp se refiriese a ello. “Es natural que algunas personas prueben otras aplicaciones para ver qué ofrecen” (si aquí hubiesen calzado un “tomarse un descanso” al estilo Ross-Rachel de Friends habría sido sublime), empiezan diciendo.
Y a partir de ahí se comparan, sin nombrarlos, con sus “competidores”. Sostienen que no basta con que una aplicación no pueda ver los mensajes de los usuarios, porque la clave está en “el cifrado de extremo a extremo de manera predeterminada” y critican a las aplicaciones que proclaman ser mejores que WhatsApp “porque recopilan menos información”.
WhatsApp discrepa de esta visión: “Las personas buscan aplicaciones que sean tanto fiables como seguras, incluso cuando sea necesario para ello que WhatsApp tenga acceso a cierta información limitada”. La cuestión es que lo que WhatsApp (y Facebook) entiendan como “información limitada” no tiene por qué coincidir con lo que los usuarios consideran “información limitada”.
Por muchas puertas que se les intenten cerrar, ya encontrarán otras que puedan abrir. Las redes sociales (y los buscadores) necesitan nuestros datos, porque son la base de su negocio. De ahí, por ejemplo, la reciente polémica entre Apple y Facebook acerca de las limitaciones al rastreo de la actividad de los usuarios).
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