Análisis

Inmaculada Peña Ruiz

La restauración de la torre de la Atalaya en Jerez

A finales del año pasado se publicaba la esperada noticia del inicio de las fases de las obras de restauración de la Torre de la Atalaya - edificación civil que data del siglo XV - por parte del Ayuntamiento de Jerez, gracias a los fondos obtenidos de la Diputación Provincial.

Obras que ya se están acometiendo en este inmueble, declarado Bien de Interés Cultural (BIC) desde 1979 y que se encuentra adosado a la fachada lateral que da al norte de la Iglesia de San Dionisio, presidiendo la coqueta plaza Plateros en el centro de la ciudad.

Unas intervenciones muy necesarias ya que recordemos cómo en más de una ocasión, se tuvieron que realizar actuaciones de emergencia a causas de desprendimientos que habían sido provocados por las inclemencias del tiempo.

La torre fue construida con el fin de alojar el primer reloj mecánico de la ciudad. Se compone de dos volúmenes yuxtapuestos de planta rectangular. El mayor de ellos, dividido en dos niveles, tenía la función de alojar la maquinaria y pesas del reloj, mientras que el menor tiene las escaleras para subir a la azotea donde se encuentra la espadaña.

Cuando retiren los andamios de obra que actualmente la tapan, le invito a disfrutar lo más interesante que tiene esta torre: La variada y abundante decoración de sus vanos abiertos y cerrados. Los del cuerpo inferior están decorados con motivos de lacería típicamente mudéjar, mientras que los del superior tienen un lenguaje gótico evolucionado.

En el lado oriental del cuerpo superior, hay una verdadera joya que en muchas ocasiones pasa inadvertida, se trata de un arco conopial ciego decorado con caireles en el intradós y sustentado por columnillas de capiteles vegetales, rematado por un alfiz con baquetoncillos que forman rombos, bordeados por dos lazos. Realmente vale la pena verlo.

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