Cuarto de Muestras

Cogerle el paso

Como en tantas cosas, casi mejor no saber

No sé cómo llevan ustedes eso tan complicado que es saber disfrutar. Yo pongo voluntad y progreso adecuadamente. Como cuando era chica en mis notas aparece la anotación “Se distrae y distrae a sus compañeros”. Para mejorar mi rendimiento he optado desde luego por el método autodidacta, por la experimentación en el aprendizaje asumiendo aciertos y errores. Sepan que los manuales de sesudos estudios sobre este género no merecen credibilidad alguna. Si me notan un poco nerviosa es porque estoy en puertas de examinarme en una de las asignaturas gordas de esta carrera que es “Disfrute en la Feria de Jerez, aspectos formales y sustantivos”. Y aquí me tienen, poniendo todo de mi parte para sacar la mejor nota, aunque todo depende del práctico, que a saber.

En esto de disfrutar es de primero de carrera que no podemos dejarlo todo en manos de los demás y mucho menos del azar. Por más que nos digan en plan filosófico como Marisol que la vida es una tómbola piensen más bien que es una noria con sus giros, sus vértigos y sus paradas intempestivas. Tampoco se empeñen en el estudio del baile porque en la feria todos los gatos son pardos y la mayoría bailongos a su manera, sin grandes dogmas. Como en tantas cosas, casi mejor no saber.

Esta asignatura no se puede dejar para el último día. Para disfrutar en la Feria hay que cultivar amigos que sepan divertirse y huir de los tristes a los que acompañaremos el resto del año; saber beber con gracia, ciencia que ocupa toda una vida y que para muchos se convierte en el juego de la siete y media; aprender a comer un poquito en cada caseta sin apalancarnos, evaluación de suspenso generalizado por la moda de reservar y comer a mesa y mantel; dejar para Dante el infierno de los cacharritos; evitar reflexionar y caer en cavilaciones del tipo de quién comerá turrón o esas patatas inmensas envueltas en aluminio y rellenas como un coctel molotov que garantizan la vomitona y el remordimiento eterno; morir de hambre con tiempo suficiente para que nos quepa la ropa que más nos gusta sin tener que aguantar la respiración; dejar de mirar el reloj, la salud y el bolsillo para no caer en el desánimo; tener la tentación de querer escaparnos y el deseo de no irnos nunca porque lo más bueno en Feria siempre está por llegar. Tenemos que agradecer exhaustos que se termine porque este disfrute acaba con cualquiera. Cójanle el paso, déjense llevar.

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