José Castaño Rubiales | Cofrade de Jesús Nazareno

“Que la calle Larga esté llena de gente en Semana Santa no significa que todos sean cristianos”

  • ‘Históricas y Modernas – Verdades y mentiras cofrades’ es el quinto libro sobre cofradías de José Castaño Rubiales

  • Una nueva entrega donde el cofrade del Nazareno ofrece una vez más sus ideas sobre las hermandades

José Castaño posa con su nuevo libro de temática cofrade.

José Castaño posa con su nuevo libro de temática cofrade. / Manuel Aranda (Jerez)

José Castaño Rubiales, Pepe Castaño, está en su habitual oficina de todas las mañanas. El conocido Bar Cristina. Justo al lado de la imagen de sus amores, Jesús Nazareno. Desde allí, junto con sus tertulianos, imparte lecciones de cómo ir por la vida. Siempre de frente, aunque este sea un modo de hablar muy de Sevilla, anatema entre los cofrades de Jesús. El caso es que Pepe Castaño publica su quinto libro sobre cofradías. Aunque quien suscribe esta entrevista puede prometer y promete que no solo de cofradías vive el hombre. Ni tampoco la siempre amena tertulia de cada mañana en el Cristina. Allí se habla de todo un poco. Y entre charla y charla, Pepe ha ido hilvanando esta nueva entrega que, como siempre, los fondos recaudados, irán a parar a la Asociación Obispo Rafael Bellido Caro. 

De esta nueva entrega, hay que destacar que no estará disponible en cualquier librería de la ciudad. Se podrá comprar en la Librería Luna Nueva, Quiosco de Santo Domingo y en Artesano de la Impresión donde habrá ejemplares para llevarlo al momento. También se puede pedir al número de teléfono del autor y José Castaño atenderá la solicitud. El teléfono es el 619 93 13 50.

—¿Esto de las cofradías da para tanta literatura? Si no me fallan los datos son cinco libros los publicados por usted con esta temática.

—Da para mucho. A pesar de que llevamos cerca de cinco siglos en Andalucía con hermandades y cofradías, creo que todavía no hemos descubierto la verdadera riqueza que tienen estas instituciones. Estamos distraídos en tantas cosas que no parece creíble que sea así. De hecho, este pasado año, los cofrades recibimos una carta de los Obispos del Sur en el mes de junio sobre la piedad popular, demostrando que ni la propia Iglesia sabe quién somos y cómo somos. Tuvo que venir San Juan Pablo II para decirle a la Iglesia española que cuidara de este ‘rebaño’. Por otro lado, le digo que todos los cofrades que hemos llegado a las cofradías hace ya muchos años para trabajar seriamente, no podemos solapar todas las ideas que tenemos y los conceptos que hemos aprendido dentro de las propias hermandades. Eso hay que expresarlo. Y quizá por eso este es el quinto libro.

Portada del libro de José Castaño. Portada del libro de José Castaño.

Portada del libro de José Castaño.

—Pero la verdad duele.

—Seguramente habrá personas que se escandalicen cuando lean el libro. Pero yo solo me siento padre de mis hijos. La experiencia que tengo al ser hermano mayor durante casi veinte años creo que me da cierta credibilidad para expresar lo que pienso públicamente. Los cofrades estamos muy mal educados. En este libro, precisamente, digo las razones de esta mala educación que hemos recibido. Creo que esta parte de la Iglesia ha sufrido un abandono muy grande por parte de la jerarquía y de los sacerdotes a través de los siglos. Diré cosas que van a escocer, pero ya está bien de tantas mentiras en el mundo de las cofradías. Aquí todo el mundo es muy antiguo y hay auténticas pugnas por cosas que no tienen tanta importancia. Nos quedamos en esas cosas que, a mi forma de ver, que es algo casi superficial.

—¿Esta nueva entrega suya es una reflexión sobre el pasado, el presente y hacia donde vamos, que es el futuro?

—Evidentemente. Lo más importante es que ha habido muchos cofrades buenos que han entrado a las hermandades a cambio de nada. No solamente por cargar con paso o llevar un cirio una vez al año, sino por algo que va mucho más allá. Se está demostrando afortunadamente y después de muchas guerras y sinsabores que ahora se reconoce que las cofradías hacen obras de caridad y están implicadas con la sociedad. No era admisible hablar de la caridad y después gastarte en dineral en tantas cosas como se las gastan las hermandades. Ese es mi concepto. Así que insisto en que creo que los cofrades que hemos trabajado en nuestras hermandades, también con nuestras luces y nuestras sombras, no podemos permitir solaparnos a la hora de decir las cosas como las pensamos.

—Esto levantará ampollas en aquellos que se quedan en lo puramente superficial.

—Así es. Todos los que se quedan en lo superficial llevarán a sus cofradías a ser simples cabalgatas. Y los cofrades unos figurantes que van ahí. También antes ocurría algo parecido. Cuando cada cofradía tenía su propio dueño. Te decían que si querías que te diera trabajo tenías que apuntarte en su cofradía. El lema era que había que salir por la calle larga con muchos penitentes. Igual que ahora, vamos. Eso no me sirve y me niego como cofrade a asumirlo. Las hermandades tienen un potencial tan grande que me niego en quedarme solo en lo superficial. No hay un tejido social tan importante en la ciudad como el de las cofradías. Sin embargo, el deterioro que sufren las hermandades por los protagonismos y los egoísmos humanos hay que decirlos. No me importa si hay alguien al que le escueza mi opinión sobre las cofradías.

—¿Cuántos años en la guerra, Pepe?

—Pues ya lo ves. No estoy dispuesto a que los que nunca han hecho nada por las hermandades se conviertan en los auténticos protagonistas de esto. Mientras que ellos están en sus guerras propias por el mando, yo sigo pensando y diciendo que todos somos iguales. Me moriré diciendo las cosas que yo siento. No me considero igual que todos los cofrades. Ni mejor ni peor, pero no igual. Lo primero es que yo estoy comprometido con mi Iglesia y hay que seguir adelante porque hoy en día a lo que nos consideramos Iglesia nos ganan en todos los terrenos.

—La Iglesia ha pasado de un pos-concilio donde apenas se reconocía la piedad popular a tener un acuerdo con las hermandades donde se está entregando a todo lo que se pida.

—Yo creo que la Iglesia ha visto que las devociones se estaban ahogando y les ha echado un cabo. En el fondo la Iglesia no piensa que nosotros seamos buenos cristianos. Quizá tenga razón, pero también es cierto que los culpables son los que la representan. Ellos nos han dejado durante muchos años de la mano de Dios. Creo que la Iglesia se ha equivocado en muchos conceptos. Piensan que por tener la calle Larga llena de gente los días de Semana Santa ya todo el mundo es cristiano. Y eso es mentira. Hay que decirlo claramente. Por las buenas relaciones que tengo con la Iglesia quizá sería la persona menos apropiada para decirlo y publicarlo. Pero la verdad nos hará libre.

—¿Qué parte del libro va a levantar más ampollas?

—No señalo a nadie si es eso lo que me pregunta. Aunque se nota a lo que me refiero en cada párrafo. Las verdades escuecen. Sea quien sea. Quizá en lo del asunto de las antigüedades de las cofradías, donde se ha manipulado mucho, me detengo más en este libro. Y en el papel de la mujer en las cofradías donde siempre han estado escoradas a un lado como si no fueran nadie.

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