Cada 9 de mayo se celebra en los centros escolares el Día de Europa, una conmemoración concebida como una forma de cooperación política marcada por el aniversario de la histórica “Declaración Schuman” con el objetivo de mantener la paz y la unidad en Europa.

No se concibe que sigan a estas alturas fomentándose en distintos ámbitos enfrentamientos absurdos que atentan contra la dignidad de muchísimas personas.

La identidad del entorno inmediato no debería suponer un impedimento para lograr un entendimiento que permita dejar vivir en libertad y en convivencia a distintas realidades y no se avance definitivamente en la resolución de enquistamientos tradicionalmente enfrentados.

Eventos culturales y de todo tipo pueden verse empañados por aspectos totalmente ajenos a la creatividad.

La Comunidad Educativa tiene que seguir siendo un foro de normalidad democrática donde se desarrollen las capacidades críticas y se fundamenten las competencias intelectuales y cognitivas.

¿Estamos en Europa?

El análisis histórico y el carácter sociológico de las enseñanzas y el propio proceso de enseñanza-aprendizaje debe vehicular la articulación de mecanismos que eviten la discriminación, potencien situaciones de respeto mutuo y sean garantes de los derechos humanos.

No vamos a repetir que todo se arregla leyendo, pero sí vamos a insistir en que solamente es libre quien dispone de toda la información significativa.

Los derechos y las opiniones individuales tendrán cabida en el “bien común” cuando tengan apoyo en razonamientos contundentes y se rijan por la legalidad vigente mayoritariamente aceptada.

Todo es muy complejo y muchas veces injusto, pero tenemos que seguir aspirando a un futuro mejor y eso solamente podrá conseguirse si ponemos todo nuestro esmero en que la educación tenga toda la atención y los recursos necesarios.